Categoría: Seminarios | Barrio, Energía, Rehabilitación de viviendas, Vulnerabilidad, pobreza
Autoras: Carmen Sánchez-Guevara Sánchez y Ana Sanz Fernández
Dentro de los seminarios periódicos llevados a cabo desde el DUyOT, en el marco del proyecto financiado por el Plan Nacional titulado Regeneración Urbana Integrada, la intervención en polígonos de vivienda de 1960 a 1980. Integración urbana, Cohesión social y Responsabilidad ambiental, tuvo lugar esta segunda jornada el día 26 de abril de 2012.
A continuación se presentan algunas de las reflexiones extraídas de este segundo seminario que tuvo por título «Aproximaciones al concepto de vulnerabilidad energética desde la perspectiva de la pobreza».
Img1.Agustín Hernández, Carmen Sánchez-Guevara y Ana Sanz. Img2.Victor Renes, Javier Camacho, Aitana Alguacil, Julio Alguacil, Félix Arias, José Luis Nicolás, Pablo Fidalgo y Floridea di Ciommo.
ALGUNAS DEFINICIONES DE POBREZA
El concepto de pobreza y la problemática asociada a su medición ha evolucionado a lo largo de los años desde una visión basada en la determinación de un valor monetario fijo por debajo del cual, los individuos son considerados pobres hasta evolucionar hacia visiones más complejas como la posición relativa de los individuos dentro de la sociedad así como la evaluación de carencias materiales relativas a distintos ámbitos. Aquí se exponen las principales definiciones de pobreza en las que se refleja esta evolución:
La pobreza absoluta se define como la situación en la cual no están cubiertas las necesidades básicas del individuo, es decir, existe carencia de bienes y servicios básicos (normalmente relacionados con la alimentación, la vivienda y el vestido).
La pobreza relativa sitúa el fenómeno de la pobreza en la sociedad objeto de estudio. Desde esta perspectiva se considera que una persona es pobre cuando se encuentra en una situación de clara desventaja, económica y socialmente, respecto al resto de personas de su entorno. Esta concepción de la pobreza está muy ligada a la noción de desigualdad..
En los análisis de pobreza subjetiva, como ya se ha señalado anteriormente, se utiliza la información sobre la opinión que los propios individuos u hogares tienen acerca de su situación. Esta forma de entender la pobreza incide en la visión subjetiva que los hogares tienen de su posición económica, frente al enfoque objetivo que utiliza solamente variables observables y medibles.
Existe otro concepto denominado privación multidimensional que está estrechamente vinculado con la exclusión social y está relacionado con la privación o falta de acceso a ciertos bienes y servicios, considerados necesarios por la sociedad, pudiendo ser de primera necesidad o no. Su medición se realiza mediante variables no monetarias e indicadores de privación, utilizándose agregaciones de estos indicadores para construir medidas de pobreza. A este tipo de privación multidimensional también se le ha llamado en ocasiones pobreza carencial.
(INE 2007)
LA POBREZA ENERGÉTICA
A partir de las distintas formas de definición de la pobreza, podemos afirmar que la pobreza energética se enmarca dentro de una visión de la pobreza relacionada con la privación multidimensional, estando directamente relacionada con lo que podríamos denominar la privación ligada al alojamiento.
De este modo, puede considerarse que un hogar está en situación de pobreza energética cuando es incapaz de pagar una cantidad de energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda. (Lewis 1982 / Boardman 1986 / Clinch y Healy 1999, Hills 2012)
La pobreza energética se origina a partir de tres factores principales: la baja eficiencia energética de las viviendas, el coste de la energía y los bajos ingresos de los hogares. Entre sus consecuencias se encuentran los impactos sobre la salud, la degradación de las viviendas, el aumento en los niveles de deuda de las familias y en algunos casos, unas emisiones de CO2 elevadas.
MEDICIÓN
Reino Unido
El término de pobreza energética tiene su origen en Reino Unido y fue definida por primera vez por Brenda Boardman en 1991. A partir del desarrollo de este concepto, Reino Unido creó en el año 2001 su Estrategia de Pobreza Energética (DEFRA/BERR, 2008), en la que se determina que un hogar sufre de pobreza energética cuando debe destinar más de un 10% de su renta disponible a conseguir calefactar su vivienda hasta alcanzar unas temperaturas de 21ºC en la sala de estar y 18ºC en el resto de habitaciones de la casa. Estas temperaturas están basadas en recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1987)
En el año 2012 el informe publicado por Hills revisa la metodología empleada en la evaluación de la pobreza energética alejándose del modelo basado en detectar qué hogares se encuentran por encima o por debajo de esa línea de pobreza energética basada en el gasto del 10% de los ingresos y propone un sistema de medición que en el que se identifican aquellos hogares cuya necesidades energéticas están por encima de la media y al mismo tiempo sus ingresos, tras esa inversión, se encuentran por debajo de la línea de pobreza oficial (60% de la mediana de la renta). Con esta nueva definición no sólo propone la evaluación de la incidencia de la pobreza energética sino también la severidad de la misma, con lo que él denomina fuel poverty gap.
g.1.La pobreza energética definida como la superposición entre renta baja y elevados costes energéticos. Fuente:Hills, 2012
Europa
La metodología de medición de la pobreza energética empleada tradicionalmente en Reino Unido se basa en un enfoque de ingresos y gastos, lo que hace que haya sido muy criticada desde su aparición por la arbitrariedad del umbral de pobreza establecida (un 10% de la renta disponible). La existencia de este umbral impide su extrapolación al resto de Europa, y por tanto, realizar análisis comparativos entre los países que la componen.
Es por esto, que años más tarde algunos autores propusieran otra metodología de medición basada en la percepción que los hogares tienen de su capacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada (Healy y Clinch, 2004).
Esta metodología consiste en la medición de la pobreza a través de una serie de bienes considerados necesarios junto con la presencia de algunos indicadores no deseados en la vivienda. El estudio se realizó mediante el análisis de las encuestas de EUROSTAT, que se realizan en todos los países de la Unión Europea: la encuesta del Panel de Hogares de la Unión Europea (PHOGUE, 1994-2001) que más tarde fue sustituida por la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV, 2004-2011).
El método empleado para medir la pobreza energética evalúa la accesibilidad de las familias a una serie de bienes considerados como necesarios junto con la presencia de algunos indicadores no deseados en la vivienda. De este modo Healy y Clinch elaboraron un método consensuado en el que evaluaban una serie de datos subjetivos como la incapacidad de calefactar la vivienda adecuadamente, la incapacidad para pagar las facturas energéticas o la ausencia de un sistema de calefacción y unos datos objetivos como la presencia de humedades, la carencia de un sistema de calefacción central o la presencia de marcos de ventana podridos.
Como resultado del estudio transversal para toda Europa obtuvieron una serie de factores característicos en los hogares más vulnerables a padecer pobreza energética. En primer lugar se detectó una mayor incidencia de pobreza energética según la composición de los hogares: entre las familias monoparentales, especialmente aquellas con hijos menores de 16 años, y las formadas por pensionistas. El estudio por tipologías de vivienda mostró una mayor incidencia en las viviendas en bloque. En cuanto al estado civil de las personas que conforman el hogar se comprobó cómo las tasas de pobreza energética son mayores entre separados, divorciados y viudos. En cuanto al nivel educativo, se da con mayor incidencia entre los sectores de población con un bajo nivel de estudios. Los bajos ingresos también son un factor determinante, existiendo mayores tasas de pobreza energética entre desempleados y beneficiarios de ayudas sociales. Por último desde el punto de vista del régimen de tenencia de las viviendas la pobreza energética es mayor entre las personas que se encuentran alquiladas.
España
El concepto de pobreza energética en España no está definido oficialmente, sin embargo, en los últimos años se han llevado a cabo algunos estudios que han tratado de evaluar la situación de pobreza energética en España.
Este es el caso del estudio llevado a cabo por la ONG Ecoserveis en el marco del proyecto europeo EPEE (European Fuel Poverty and Energy Efficiency) realizado en 2009 y en el que se realizó un análisis transversal de la situación de pobreza energética en Europa, siguiendo la metodología desarrollada por Healy y Clinch, con la participación como socios de Francia, Bélgica, Gran Bretaña e Italia.
Además de éste, cabe destacar el proyecto REPEX (Tirado et al, 2012), llevado a cabo por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) en el que se realizó un estudio sobre la Pobreza energética en España mediante la aplicación de las dos metodologías disponibles: la metodología de evaluación de ingresos y gastos, más próxima a la metodología de Reino Unido, y la metodología en la que se evalúa la percepción que los hogares tienen de sí mismos, basada en la metodología desarrollada para Europa por Healy y Clinch.
Cabe destacar que en los estudios llevados a cabo hasta ahora, no se ha evaluado la situación de pobreza energética frente a las altas temperaturas puesto que tanto la metodología utilizada oficialmente en Reino Unido, en la que se contempla el gasto de más del 10% de la renta disponible en los gastos energéticos de la vivienda, como la metodología empleada por Healy y Clinch para Europa sólo reflejan la incapacidad de mantener la vivienda a una temperatura adecuada durante los meses fríos.
Es por esto, que cualquier intento de evaluación de la pobreza energética en los países del sur de Europa, debe recoger la diversidad climática existente entre distintas latitudes y las consecuencias que esto tiene sobre la más que probable diversidad de casos de pobreza energética.
Además de esto, los estudios realizados hasta ahora, pertenecen principalmente al ámbito estadístico con lo que resulta fundamental comenzar a evaluar la pobreza energética descendiendo a la escala urbana mediante un análisis más detallado de la situación en la que se encuentran los hogares y las viviendas españolas.
EL CONTEXTO URBANO
En un acercamiento al contexto urbano desde el enfoque de la pobreza energética, resulta de enorme interés el trabajo llevado a cabo por Moreno Jiménez y Fernández García sobre «El confort climático en los entornos residenciales de las capas más altas, medias y bajas de la Comunidad de Madrid: otra forma de desigualdad socioespacial».
En esta investigación se estudió la distribución espacial de rentas en la comunidad de Madrid y se comparó con los índices de bienestar higrotérmico debido a la distribución climática dentro de la comunidad. En el estudio se detectaron las relaciones existentes entre la localización espacial de las rentas más bajas y los espacios con menores índices de bienestar.
Además de esto, cabe destacar el Análisis Urbanístico de Barrios Vulnerables dirigido por Agustín Hernández Aja en el que a través de una serie de indicadores socioeconómicos se han delimitado áreas urbanas que se encuentra frente a una posible situación crítica, de forma que de no actuarse sobre las bases del problema el área entrará en crisis pudiéndose producir una degradación funcional y social del ámbito que lo conduzca a la marginación (Hernández Aja, 2011).En este contexto se plantea si estas áreas pueden constituir una delimitación urbana apropiada para el estudio de la incidencia de la pobreza energética.
LA REHABILITACIÓN ENERGÉTICA
Por todo lo expuesto anteriormente, la rehabilitación energética se muestra como una herramienta clave para la erradicación de la pobreza energética. Sin embargo, cabe destacar, que bajo este punto de vista, es necesario cambiar el enfoque con el que se está evaluando la idoneidad de la misma.
Actualmente se están llevando a cabo numerosos estudios en los que se evalúan los tiempos de amortización de las inversiones a partir de los costes de intervención y los posibles ahorros en las facturas energéticas de los hogares.
Sin embargo, en aquellos casos con mayor necesidad de intervención, como son aquellos hogares en situación de pobreza energética, la evaluación de la bondad de la intervención no puede provenir de un tiempo de amortización económica que en pocos o ningún caso existirá.
LA VULNERABILIDAD ENERGÉTICA
Introducción
Dentro de lo que se ha llamado privación multidimensional, no se suele hacer referencia a una privación causada o detonada por cuestiones relacionadas con el transporte y la movilidad. Estando, como estamos, en una sociedad en la que la dependencia del petróleo para la movilidad es absoluta y siendo tan alto el riesgo de subida de este combustible, sería necesario analizar qué consecuencias socio-económicas en situaciones (previas o no) de pobreza o exclusión social podría tener un incremento de los precios del mismo y cómo eso podría llevar a una privación (o bien del transporte o bien de otra serie de bienes necesarios).
Esas dificultades que pueden plantearse a algunos sectores de la población se le pueden plantear se podrían dividir en dos aspectos: una reducción de la capacidad de ahorro (porque el margen que destinaban a tal fin han de invertirlo en gastos asociados al trasporte) o un cambio en los hábitos o en las costumbres (ya que, no pudiendo asumir más gasto en transporte, han de cambiar su patrón de movilidad). En ambos casos estaríamos hablando de vulnerabilidad energética asociada al transporte.
En la imagen podemos observar qué aspectos o factores influyen en que un determinado sector social pueda llegar a verse afectado por la vulnerabilidad energética.
g.2.Relaciones entre vulnerabilidad, transporte, petróleo, nivel de renta y espacio urbano. Fuente: Elaboración propia
Factores o variables a analizar
Para realizar un modelo que permita valorar qué espacios urbanos son los más vulnerables a una situación de encarecimiento de los costos del petróleo, se han de analizar una serie de factores que influyen en el mismo
-Localización del ámbito urbano
-Nivel de renta medio de dicho ámbito
-Gasto
-Patrón de movilidad
-Tipo de familia
Hipótesis y escenarios
Esos factores mediante los que se evalúa la vulnerabilidad energética de un ámbito se analizan bajo una hipótesis:
Suposición del incremento de precio del petróleo / coste de transporte.
Suposición de la reducción del nivel de renta disponible (por disminución de renta bruta o por incremento del conjunto de los gastos).
En función de estas hipótesis se establecen escenarios futuros, en los cuales, se darán distintos grados de vulnerabilidad dependiendo tanto de los factores internos (las variables analizadas) como del escenario contemplado.
Posibles conclusiones y aplicación
Esta investigación está fundamentalmente orientada a, conociendo un problema provocado por una dependencia de un combustible fósil, intentar conocer sus efectos, para poder intervenir (o dar pautas de intervención) en los aspectos en los que, desde la disciplina, se puede hacer, que es en la mejora y la adaptación de la ciudad a dicho fenómeno. Por tanto, y a la luz de las conclusiones se podrá ver que hay una serie de características de lo urbano y de las políticas públicas que influyen en los distintos grados de vulnerabilidad energética y que, además, si incorporamos este análisis en la transformación y mejora urbana podremos actuar de manera más focalizada en aquellos aspectos detectados clave para paliar la vulnerabilidad y en aquellos espacios urbanos más afectados por ella.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES
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