¿Estamos todavía a tiempo de lograr que nuestras ciudades -nuestras sociedades- sean sostenibles? Para quienes conserven todavía el optimismo, recomendamos la lecutra del informe «Vías para la sostenibilidad urbana en los inicios del siglo XXI» que, en clave territorialista, ofrece lúcidas reflexiones sobre el tema.
El informe se encuadra dentro de la documentación marco del OMAU para el proceso de revisión de la Agenda 21 de Málaga. Su redactor, Carlos Verdaguer, es miembro del equipo Paec, especializado en el diseño de proyectos integrales de sostenibilidad urbana y en la aplicación y desarrollo de metodologías de participación ciudadana asociadas al urbanismo.
En el documento argumenta bajo qué condiciones el concepto de sosteniblidad puede ser útil para traducir a términos estratégicos y operativos la nueva mirada que sobre el territorio ofrece el paradigma ecológico. Porque lo que está claro es que resulta imprescindible una transformación global en las relaciones de la sociedad humana con su entorno, algo que no va a ser fácil ante “los estamentos de poder fáctico resistentes a cualquier tipo de transformación que suponga una reducción de su capacidad de territorialización en su favor de los flujos de energía, materiales, capital, información y personas» los cuales, sin la menor duda, » van a hacer todos los esfuerzos por hacer aparecer como retos imposibles muchas de las vías que aparecen como ineludibles y deseables para el conjunto de la sociedad humana desde la óptica de la sostenibilidad”.
La transición puede adoptar múltiples formas y conjugar diferentes enfoques. Entre los temas emergentes, la agricultura urbana tiene también su protagonismo:
Uno de los ámbitos que, desde hace aproximadamente un lustro, está experimentando un crecimiento espectacular en el ámbito de la sostenibilidad urbana es el relacionado con la alimentación de las ciudades. Por una parte, aspectos como la crisis energética, la pérdida de suelos fértiles, la pérdida general de biocapacidad y la crisis en los recursos hídricos propiciada por el cambio climático, han confluido para situar el tema en el primer plano de las reflexiones teóricas y estratégicas bajo la etiqueta de crisis alimentaria; por otra parte, la proliferación espontánea de huertos urbanos y de iniciativas de agricultura de todo tipo dentro y alrededor de las ciudades como consecuencia directa de la crisis económica, está convirtiendo en una necesidad introducir vectores de planificación desde la óptica de la sostenibilidad urbana.
Do we still have time to make our cities -our societies- sustainable? For those who retain the optimism, we recommend to read the report « Pathways to urban sustainability in the early twenty-first century which offers thoughtful reflections on the subject applying a territorialist lens.
The report was developed within the overarching framework of revisiting the Agenda 21 of Málaga. The author Carlos Verdaguer , member of the Paec team, is an expert in sustainable urban projects urban and in the development and implementation of participatory methodologies for public policies and urban design.
The ecological paradigm invites us to look at the territory with fresh eyes and the paper explain under which conditions the concept of sustainability can be useful and translated in operative terms. We need new relationships between the human society and the environment. Nevertheless, those in power will oppose any change that may reduce their ability to exploit energy, materials, capital, information and people for their own benefit. They «will seek to present as unfeasible those new pathways that emerge as inevitable and desirable for the whole human society from the perspective of sustainability,» .
The transition may take many forms and combine different approaches. Urban agriculture has also an important role to play.
For the five past years, local food systems are experiencing an impressive growth in the field of urban sustainability. On the one hand, issues such as the energy crisis, the loss of fertile soil, the overall loss of biocapacity and the crisis in water resources brought about by climate change have converged to place the subject of food crisis in the foreground of theoretical and strategic reflections; Moreover, the spontaneous proliferation of urban gardening and farming initiatives of all types in and around the cities as a direct result of the economic crisis, is highlighting the necessity of introducting food as a planning vector from the standpoint of urban sustainability.
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