Gracias a un proyecto financiado por FECYT, la investigación llega a Aranjuez vestida de detective, de ciclista y de gadget. Acercamos los resultados de tres años de investigación sobre cómo integrar los espacios agrarios en los planes urbanísticos, desde la perspectiva de los servicios de los ecosistemas. La fértil vega de Aranjuez, que luce con todos los honores su condición de Paisaje Cultural, patrimonio de la Humanidad, fue uno de los casos analizados en la investigación.
El estudio demuestra el gran potencial de los espacios agrarios periurbanos para abastecer de alimentos locales de calidad a sus habitantes y a parte de la población de Madrid, reduciendo la emisión de CO2 asociado al transporte de alimentos. Pero además estos espacios, con prácticas adecuadas, pueden tener un efecto positivo en el ciclo del agua, en la reducción de residuos orgánicos o en la calidad del aire.
Para trasmitir estos mensajes a la población, hemos contado con la ayuda de la asociación Surcos urbanos que ha diseñado y coordinado una guía y un taller divulgativo y del Observatorio para una Cultura del Territorio que hará una ruta en bici por las huertas. Las investigadoras y el equipo de monitoras se han acercado a dos colegios de Aranjuez. Alumnos de 4º y 5º se han convertido por unas horas en detectives del siglo XXI, aportando todo su ingenio para diseñar una finca agraria que sea también refugio de biodiversidad.
Las actividades de difusión del proyecto continuan con una exposición en el Centro Cultural Isabel de Farnesio (del 21 al 30 de mayo), con una aplicación para dispositivos móviles que nos guía por las huertas del entorno y con una ruta en bici (12 y 14 de junio) que permitirá observar de cerca algunos de los enclaves estratégicos que generan beneficios para toda la población: alimentos y servicios ambientales y culturales.